En un programa de respuesta a la demanda, una empresa (agregador) negocia un contrato con un operador de la red de distribución (OSD) para "vender" la flexibilidad de cientos o miles de instalaciones, ya sea en el lado del consumo (por ejemplo, la modulación de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado o los cargadores de vehículos eléctricos) o en el lado de la producción (por ejemplo, la modulación de la generación fotovoltaica). Para desplegarse eficazmente, los programas de respuesta a la demanda requieren la instalación de dispositivos a nivel local en las instalaciones. Estos dispositivos deben ser capaces de medir la energía consumida/producida, compartir datos y recibir y ejecutar órdenes remotas.